Unas alteraciones estruturales mínimas
Para instalar un sistema por agua normalmente se necesita un grosor de suelo de como mínimo 5 centímetros. Por su parte con un sistema eléctrico será suficiente con tan sólo 1,5 centímetros. De esta forma no modificaremos el nivel del suelo.
Calentamiento más rápido
Los sistemas de calefacción por suelo radiante eléctrico pueden ser aplicados directamente en contacto con el pavimento final, lo cual, con un buen aislamiento térmico, permite alcanzar la temperatura deseada en tan sólo 15 minutos en comparación con las 5 horas que los sistemas por agua pueden llegar a tardar.
Eficiencia energética
Los sistemas de calefacción radiante eléctricos son instalados por separado en cada estancia y controlados individualmente con termostatos programables, lo que permite un mejor control sobre la utilización del sistema.
Bajo coste de instalación
Los sistemas de calefacción radiante eléctricos son más fácil y rápidos de instalar que cualquier otro sistema por agua, reduciendo así de forma significativa los costes de mano de obra.
Costes de funcionamiento competitivos
El consumo de un sistema de calefacción radiante eléctrico es reducido ya que una vez el suelo ha alcanzado la temperatura que se desea, el termostato se desconecta y tan sólo consume energía el 50% del tiempo restante. Por otra parte, los sistemas por agua consumen energía a lo largo de un periodo más prolongado al tener unos tiempos de arranque de mayor duración.
Mantenimiento cero
Los sistemas de calefacción radiante eléctricos no tienen partes móviles y no requieren ningun tipo de mantenimiento.